Imatge presa de la xarxa
EPÍSTOLA
A ANDRÉ CRUCHAGA
De los
nudos del agua nunca se aprende la lección
André
Cruchaga
El riu canta i la cançó del riu és
mort anticipada, alta traïció que ens escola al regne de la mort. Somriure és,
nogensmenys, lenta maledicció del penjat al bedoll del banyut solitari. Espill
obscé en les sinagües del desig arraulit als llavis d’Isadora Duncan, semblant
a la cornella. La maledicció rasa els teus versos, com les espases astrugues de
la nit en els sucs de l’engonal despullat. Aquest nus de l’aigua cadena és que
vicia tota gola, molsa de gorgones en metàfora oblíqua, un canvi d’agulla, com si
destil·lares la saliva del silenci per a deshabitar-la a poc a poc.
(de La pell del pare,
2012)
EPÍSTOLA
A ANDRÉ CRUCHAGA
De los
nudos del agua nunca se aprende la lección
André
Cruchaga
El río canta y la canción del río es
muerte anticipada, alta traición que nos fluye al reino de la muerte. Sonreír
es, no obstante, lenta maldición del ahorcado en el abedul del solitario
cornudo. Obsceno espejo en las enaguas del deseo encogido en los labios de
Isadora Duncan, tal la corneja. La maldición rasa tus versos, como las espadas
astrosas de la noche en los jugos de la ingle despojada. Este nudo del agua
cadena es que vicia toda garganta, musgo de gorgonas en metáfora oblicua, un
cambio de aguja, como si destilaras la saliva del silencio para deshabitarla
lentamente.
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